Iceta: listo y tonto
Yo sabía que Iceta era listo. Prueba de ellos es que se afilió al socialismo de Enrique Tierno Galván, con 17 años, pero tras el revolcón que sufrió el viejo profesor en las elecciones de 1977, sintió esa llamada interna y desinteresada, ese golpe espiritual que le llevó a trasladar su generosidad y su afán de servicio a las filas de las juventudes socialista del PSOE, el segundo partido más votado.
Y allí hizo una carrera, que le llevó al Congreso de los Diputados y, últimamente, a la cartera de ministro de Cultura, adecuado cargo para quién nunca logró terminar una carrera universitaria, porque si procedes del sector te vuelves subjetivo, y así el ministro puede observar, desde las Bellas Artes hasta la Orquesta Nacional de España, con la objetividad del que carece de intereses y prejuicios. Desde luego, interés por la Cultura no se le conocía, pero hay que respetar la vocaciones tardías.
No cabe duda, pues, en aceptar que es listo, pero eso no quiere decir que no pueda ejercer también de tonto, y ofició, ayer, al comparar la mesa de diálogo entre los secesionistas sectarios y el Gobierno de España con la mesa entre Estados Unidos y Vietnam. El actual ministro de Cultura debió seguir las negociaciones de París de 1973 con gran interés, porque tenia 13 años, y ya se sabe que a los trece años nos pirrian los conflictos internacionales, y no hay niño, niña o niñe que no esté pegado a las noticias.
Hasta las negociaciones de Vietnam se habían contabilizado entre cuatro y cinco millones de muertos. Hasta las negociaciones de la mesa de esta semana, se podrán contabilizar algún catarrao de Puigdemont, porque el clima de Bruselas es muy traidor, alguna pupa en un dedo de los delincuentes amnistiados por Pedro Sánchez, y poco más.
Pero para el ministro de Cultura existe un paralelismo insoslayable, como es insoslayable su estupidez. Y siento que esta afirmación me aleje del saco del pesebre de 10.000 euros que va a repartir entre 100 escritores, debidamente estabulados. Tendré que confiar en las musas, porque Iceta no creo que me elija.
-Luis del Val-