Peligro de bloqueo
Una buena noticia de la ronda de Sánchez (Psoe) con los otros tres líderes del bloque constitucional (PP, Cs y Podemos). La buena onda de Pablo Casado, en nombre del principal partido de la oposición, en asuntos de interés general. Uno, el más inmediato: hacer lo posible por evitar una repetición de elecciones. Otro, entenderse con el Gobierno de la nación en temas de Estado.
Al terminar su encuentro del martes con Pedro Sánchez en el Congreso Casado llegó a hablar de «responsabilidad compartida con el PSOE» en relación a la gobernabilidad, que es condición necesaria de la estabilidad. Significa que el PP también rechaza volver a las urnas.
Celebremos que Gobierno y oposición apuesten por dotar a la ciudadanía de la anhelada certidumbre que reponga la confianza de empresarios, inversores y fuerzas económicas en general, que son los resortes del crecimiento y la creación de empleo.
Las dudas surgen cuando, a renglón seguido, el mismo Pablo Casado sugiere que la clave para evitar un bloqueo parecido al de los primeros meses de 2016 no está en manos del PP sino en las de Ciudadanos. Pero en boca de Albert Rivera, no hemos oído una declaración tan concluyente como la de Casado sobre la necesidad de impedir el bloqueo.
Una anomalía más de las que están condicionando el escenario es el hecho de que la tercera fuerza en votos no quiera asumir su condición de bisagra.
En lógica democrática corresponde al PP ejercer de alternativa, por ser el principal partido de la oposición. Cs le disputa ese papel, pero ya jugó a conquistarlo en las urnas. Y no lo consiguió. Ahora aparece en la nueva orografía parlamentaria como un partido-escolta, con un decisivo poder desbloqueante que, en contra de un sector de su partido, se resiste a ejercer.
¿Acabará dando marcha atrás? Después de hablar con Sánchez, Albert Rivera se ratificó en el no a la investidura de aquel. No contempla de ninguna manera la posibilidad de apoyarle. Ni siquiera la de abstenerse. Y a partir de aquí solo cabe esperar que, como en otras situaciones del juego de sillones al que estamos asistiendo, acabe rectificando sin que lo parezca. Siempre podrá justificarse sobre argumentos de mayor cuantía: el interés general, la razón de Estado, vencer la tentación de Sánchez por aparearse con los independentistas, etc.
Todo eso brota de la constatación socialista del insuficiente apoyo de Podemos. Iglesias ofrece sus 42 diputados al «Gobierno de cooperación», pero a renglón seguido el PSOE advierte de que es matemáticamente escaso. Si «no hay alternativa a un Gobierno socialista», PP y Cs son los únicos que pueden maridar la aritmética parlamentaria con la política de Estado al servicio de los intereses generales.
-Antonio Casado-