Rafa Nadal se convierte en el primer tenista de la historia que gana ocho veces Roland Garros
Rafael Nadal confirmó hace tiempo que domina la tierra batida como nunca se había visto en el deporte de la raquera. A sus 27 años recién cumplidos no le tiemblan las piernas ante el vértigo de la hazaña que agranda partido tras partido. El jugador balear sigue dando pasos hacia el Olimpo del tenis al tiempo que coloca el listón demasiado alto en el ámbito domestico. Pocos pueden discutir con argumentos razonables que Nadal va camino de alcanzar el estatus de mejor deportista español de la historia.
Siete meses tardó el sublime jugador manacorí en regresar a la competición tras esa incómoda lesión de rodilla que le apartó de la lucha por su segundo oro olímpico en Londres 2012. Este domingo, 9 de junio, ha culminado el guión establecido en su retorno a la élite. Comenzó a recuperar sensaciones en torneos menores del calendario lationamericano, tomó poco a poco conciencia del ritmo necesario para ganar competitividad en los primeros Masters 1.000 del año y en París ha vuelto a arrasar sin paliativos. No hay otro tenista que haya dominado con la solvencia de Nadal en la arcilla de Roland Garros.
La cuarta final española del Grand Slam francés duró media hora. El tiempo que el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2008 tardó en calentar sus músculos y su letal brazo izquierdo. A partir del sexto juego del primer set (con 3-3 en el marcador), Nadal rompió el saque al combativo Ferrer y arrancó la tormenta de golpes que diluyó la brega y la ética de esfuerzo hasta la extenuación del tenista alicantino.
El flamante campeón de Roland Garros impuso el ritmo que le interesaba con golpes que ahogaban a Ferrer. Latigazos que pisaban las líneas y volaban hacia las esquinas ante el intento impotente de defensa del número cuatro de la ATP. Rafa Nadal reventó el primer set con tres juegos seguidos (6-3) y elevó su nivel de calidad y exigencia hasta colocarse 3-0 en la segunda manga. Llegados a ese punto, David arrinconó la presión inherente a su primera final y empezó a soltar su derecha potente y a mezclar su juego con dejadas para ganar su servicio y poner a su disposición tres bolas de break con sabor a punto de inflexión. Pero falló. Nadal se sacó un revés dorado para ganar el mejor juego del partido (29 golpes).
El segundo set se cerró con intercambio de breaks y 6-2 en el luminoso. La última manga llegó con David Ferrer ejecutando un ejercicio de pundonor que le llevó a reaccionar al 2-0 inicial con una rotura de servicio que colocó el marcador en un esperanzador 3-3. Es entonces cuando se igualaron las fuerzas en la pista pero Nadal volvió a imponer su tormenta de golpes que desataban los aplausos del respetable y a los que el tenista alicantino respondía a duras penas con errores no forzados y algunas defensas brillantes. Pero una doble falta entregó el break definitivo y Nadal no perdonó con su servicio. Cerró la final de Roland Garros 2013 con su servicio sin contemplaciones. Dos horas y 16 minutos duró la batalla española por el cetro galo.
Con esta rotunda victoria, Rafael Nadal se convierte en el primer tenista de la historia que logra hacerse ocho veces con un mismo Grand Slam, sumó su duodécimo grande -uno más que los cosechados por el resto de tenistas españoles de todos los tiempos- y batió el récord de victorias en la tierra batida de París, con 59. Se cierra otra edición del gigante parisino con una nueva exhibición del imponente dominador de este campeonato. Nadie puede con el mejor tenista en tierra batida. Otra muesca en el extenso inagotable palmarés. La tendinitis que le alejó del número uno en 2012 ya es solo un fantasma del pasado. El infalible Nadal ha vuelto.