Pequeñeces españolas
Pues claro que hubo una cruenta guerra civil entre españoles allá por el 1936 del pasado siglo y que más o menos sigue latente en la memoria de numerosos españoles que perdieron en la locura colectiva a seres queridos, pero no es malo recordar, porque el recuerdo jamás es funesto ya que consigue que no volvamos a caer en los mismos errores; y también es una verdad como un templo -ay la historia- que aparte de la “cloaca” que el ex alcalde de Girona y hoy Honorable Presidente de la Generalitat dice que es España, excluida Cataluña, en Las Rambla y alrededores existió otra guerra civil dentro de la que existía fuera de sus fronteras. Allí, en la mística y pacífica Cataluña de 1936, una vez que fue sofocada la rebelión de los sediciosos, se mataron entre sí los propios catalanes del bando vencedor de los leales a la II República y la sangre de socialistas, comunistas, anarquistas, CNT, POUM y el personal de Esquerra se liaron a tiros entre ellos para ver quiénes realizaban la verdadera revolución y se alzaban con el poder; una menudencia sin importancia.
Como también es otra pequeñez que hoy la Infanta Cristina, hermana e hija de Reyes de España, se siente hoy en el banquillo de los acusados junto al Duque “en…palma…do” y unos pocos más acusados, mientras los paparachis del mundo saquen la instantánea vergonzosa, pero justa del momento; puede ocurrir que la hermana de Felipe VI salga inmaculada del juicio por la aplicación de la “doctrina Botín”, o sea, que no existe acusación del fiscal ni de la abogacía del Estado, pero aunque se diera este caso sí se podría afirmar que no es moco de pavo el conseguir que la Infanta citada se haya sentado en el banquillo; otra menudencia más.
Y más que pequeñez, o sea, algo diminuto es que el personal de la “casta” y “puertas giratorias” más los del “arriba y abajo” y los “transparentes” estén reunidos en despachos bajo candado, por cierto no el del “78”, repartiéndose prebendas y sillones en la futura Mesa del Congreso de los Diputados que se conformará mañana sin que nadie, tal vez ni ellos mismos, sepa quién se va a llevar el “gato al agua”; cosillas que no importan a nadie.
Y mientras estas “pequeñeces” ocurren, Lionel Messi, ante el berrinche de Cristiano, bailará el balón de oro como un trompo en su dedo índice; esto sí que importa al personal.
Así nos va.
-José García Pérez-