España
Los votantes del PP hace ya tiempo que están hartos de que, el partido, se haya convertido en una especie de olla de grillos. Los casos de corrupción, los corrillos de influencia, la postura monolítica de la calle de Génova y esta especie de caudillaje, al estilo numantino, que mantiene el señor Rajoy en su postura de indiscutible, todopoderoso y rasputinesco gran vudú del partido que fundó Fraga; han conseguido que las bases, aquellos que les dieron su confianza en las urnas y que pensaron que, por encima de todo, se llevarían a cabo aquellas actuaciones encaminadas a darle un vuelco a aquella sociedad materialista, falta de ética, relativista, apoltronada y soñadora de que el maná sigue cayendo del cielo para alimentar a aquellos que piensan que sin esfuerzo, lamentándose, sin poner empeño ni sacrificarse, era posible levantar a una nación inmersa en una crisis económica y de valores, que estuvo a punto de naufragar como ahora está experimentando la Grecia del señor Tsiripas.
Muchos se han apercibido de que, los actuales dirigentes de la formación de centro derecha, vienen abjurando de las esencias tradicionales que ha caracterizado al PP y que representan el sentir de una gran mayoría de sus simpatizantes y votantes, para sumergirse en el politiqueo; el apocamiento ante sus adversarios políticos; la falta de decisión ante situaciones extremadamente graves, como es caso del separatismo catalán; la renuncia a imponer cambios en la sociedad, como es el caso de la supresión de la ley del Aborto, una ley hecha a la medida del gobierno socialista del señor Rodríguez Zapatero y que viene suponiendo el asesinato de forma impune de mas de 100.000 fetos cada año etc. Por si faltara algo que reprocharles al Gobierno, ni siquiera han sabido imitar a la izquierda en cuanto a manejar una propaganda eficaz que resaltara los logros y minimizara las equivocaciones, como tampoco han tenido la habilidad de saber explicar a los ciudadanos, con claridad y de forma entendible, los motivos, las necesidades y las imperiosas necesidades de la política de recortes, sacrificios, aumentos de impuesto y toda la serie de actuaciones que la situación del país les ha obligado a adoptar a pesar de que iban en contra de sus promesas electorales.
Resulta incomprensible que, ahora a tiro pasado, se vena amenazados por formaciones, como los Ciudadanos de Albert Ribera que están cosechando los beneficios de haber mantenido su línea política con la que irrumpieron en la arena pública, lo que les ha granjeado la confianza de aquellos que buscan alguien que sea capaz de gobernar defendiendo las propuestas con las que se ha presentado antes sus posibles votantes. Nos parece muy mal que, en esta situación, en lugar de enfocar la artillería hacia los partidos de izquierdas que amenazan con irrumpir, como elefante en cacharrería, en nuestras instituciones con el grave riesgo que ello representa para España y los españoles, se recurra a chistes facilotes y a descalificaciones sin sentido contra el señor Ribera que, como dice él, lo único para que sirven es para que la gente aumente el apoyo a su partido ( se dice que, desde enero, ha subido 14 puntos en las encuestas) y se aparte del PP que quizá se encuentre en uno de sus momentos peores en cuanto a perspectivas electorales.
-Miguel Massanet-