Seguimos instalados en la Taifa
Si algo bueno va a tener la celebración de los Mil años de la Taifa de Almería es comprobar que el tiempo, ese gran maestro, no ha conseguido acabar con todos sus discípulos. De hecho en Almería algunas cosas siguen siendo como eran hace mil años en tiempos de la glorificada Taifa: división, disminución y miseria. Hace unos meses, en enero de este año, el arribafirmante escribió una columna titulada “A por otros mil años de Taifa”, que concitó diferentes niveles de desafección entre los muy partidarios de la iniciativa, que la interpretaron como un ataque frontal a la idea de la conmemoración. Nada más lejos de esa intención. Hablaba de la extrema dificultad que para los almerienses plantea cualquier proyecto conjunto que requiera de unos mínimos niveles de consenso, racionalidad, altura de miras y generosidad. Rescatemos un párrafo de lo escrito hace seis meses: “Que me dispensen los más optimistas –decía- pero me temo que la pretendida celebración de los mil años de la Taifa de Almería no va a suponer más que una revisitación del concepto mismo de la figura administrativa de la taifa”. Y ahora, les comento que la Junta de Andalucía, en una pintoresca interpretación del concepto “lealtad institucional”, se adelantó 24 horas a la presentación conjunta que Ayuntamiento, Diputación y Junta de Andalucía iban a hacer en La Alcazaba de las actividades previstas para la conmemoración del Milenio. Intuyo que la razón del desmarque estaba en un berrinche por no haberse prestado Ayuntamiento y Diputación a actuar como figurantes en un “performance” a mayor gloria de la presidenta Susana Díaz en su última visita a Almería. En fin, una pellejería institucional de primer orden, pero ya digo que son intuiciones. En todo caso -y para los optimistas de siempre- qué mejor homenaje a la Taifa de Almería que comprobar que, mil años después… seguimos instalados en ella.
-José Fernández-
Puedes seguir las respuestas de esta entrada por el RSS 2.0. Los comentarios y pings están cerrados por el momento.