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Sindicalismo capitalista

manuelibañezCuando estudiaba en mi Facultad, los procesos sindicales, mi profesora de Historia Contemporánea –mujer luchadora por la igualdad en todos los ámbitos-, nos iba dando toda una serie de libros, en los que podías conocer muy de cerca, los movimientos obreros y sindicales, no solo en Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Italia, sino también las extensiones que se daban en España.

 

El movimiento sindical es la parte del movimiento obrero que no tiene entre sus objetivos directos la representación política, sino la laboral. No obstante, la separación entre ambos tipos de actividad es bastante difusa a lo largo del desarrollo de la historia y la organización colectiva de los trabajadores, en dirección a la defensa de sus intereses y de mejores condiciones de trabajo, frente a los empleadores, las organizaciones empresariales y los gobiernos. Sindicato y gremio son palabras habituales para designar las organizaciones de los trabajadores con el fin de representar colectivamente los intereses de la clase obrera. En inglés se utiliza «union» o «trade union».

 

Mientras París, Lyon e Irlanda eran testigos de levantamientos obreros agudizados por la grave crisis económica del momento, en Inglaterra se abolía la esclavitud, proceso que llevó de 1833 a 1838. En junio de 1836 la Asociación de Trabajadores de Inglaterra elaboró la Carta del Pueblo, exigiendo el voto universal y secreto. Se los conoció como los cartistas. Durante algunos años el movimiento de los trabajadores recibió la influencia de diversos ideólogos que se ocuparon de estudiar e investigar la situación de los trabajadores, entre ellos estaban Friedrich Engels, que escribió “La Situación de la Clase Obrera en Inglaterra”, basándose en los datos y la convivencia con el movimiento “Cartista”. A partir de la década de 1840, los alemanes Karl Marx y Friedrich Engels se instalan en Inglaterra y darán origen a un particular pensamiento obrero, el marxismo, o socialismo científico, que será seguido en todo el mundo. Contemporáneamente el ruso Mijaíl Bakunin y el francés Pierre-Joseph Proudhon, sientan las bases de anarquismo.

 

En 1848 se extienden por toda Europa una serie de movimientos revolucionarios que tienen especial importancia en Inglaterra y Francia; en ellos se hacen exigencias tanto de carácter político como social, proponiendo la protección de los intereses de los trabajadores y el derecho al trabajo. A esos movimientos se refieren Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, publicado ese mismo año: Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a este fantasma. En los años 1850 el movimiento sindical se extiende por Europa y se crean sindicatos en Portugal, Bélgica y Alemania.

 

En el siglo XX los sindicatos tendieron a dividirse internacionalmente en tres grandes corrientes mundiales: los comunistas, organizados en la Federación Sindical Mundial (FSM); los socialdemócratas, organizados en la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL); los cristianos, organizados en la Confederación Mundial del Trabajo (CMT). Existen sindicatos no organizados con las corrientes mayoritarias, al ser organizaciones de carácter más independiente. Algunos -como los sindicatos libertarios- se coordinan con otros sindicatos y organizaciones sociales, como Solidaridad Internacional Libertaria o la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT). Según lo establecido anteriormente la realización de las premisas de los estudios de estos dirigentes cumple un rol en la formación del sistema de cuadros que corresponde a las necesidades del continuo desarrollo de distintas formas de actividad, de igual manera facilita la creación que cumplen los deberes del sindicato en la actividad de formación y de propaganda, pero obstaculizando la apreciación de la importancia que implica el proceso de reestructuración y de modernización de las formas de acción en el inicio general de las actitudes, esto conduce hacia un relanzamiento especifico de este movimiento hacia todos los sectores implicados. Además pecaríamos de poco sinceros si no soslayásemos que como último y definitivo elemento esclarecedor cabe añadir un proceso consensuado de unas y otras aplicaciones provenientes de este movimiento terminaron en un proceso muy sensible de toda una casuística de amplio espectro de criterios ideológicamente sistematizados.

 

Hoy, podemos leer en la prensa digital, el caso de un sindicalista “capitalista”, ya que se permite gozar de unas vacaciones o escapadas románticas, a lugares denominados para soñar. Pero lo más curioso y vil, es que el dinero para pagar éstos festines privados, son sacados de los presupuestos que se destinan a los subsidios de desempleo o ERES. Y así, el compañero de turno, junto a su pareja, disfruta de unas merecidas vacaciones de lujo, mientras sus colegas, no reciben ni un euro, para al menos poder comer y vivir, dar educación a sus hijos, atender socialmente a los grupos necesitados, tener agua para poner en marcha las piscinas municipales –única diversión a la que tenemos acceso los que no pertenecemos a la casta sindical-, tener socorristas, poder acceder a un puesto de trabajo digno, etcétera. ¿Sabe el sindicalista que todo eso es lo que defendían los sindicatos en la lucha obrera? Pero no, a éste solo le interesa pasearse por las pirámides de Gizéh o por los hoteles de lujo de Shangai, en China.

 

Revisemos bien el concepto de sindicalismo, analicemos su proceso, y luego salgamos a proclamar las mentiras que nos ofrecen los sindicatos actuales, que viven a costa nuestra, y por cierto, muy bien. De ahí, que les duela la tetilla a la que llevan años chupando.

 

-Manuel Ibañez Ferriol-

Escrito por en 11 jun 2013. Archivado bajo La Aguja.
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