La abdicación del Rey
Pocos españoles hay monárquicos, muchos juancarlistas, cada día hay más republicanos y eso es gracias a Don Juan Carlos.
Pocas cosas comunes encontrará el lector habitual entre Pere Navarro y este columnista. Es más, pienso que la simple existencia del PSC en lugar del PSOE de Cataluña es una traba al desarrollo político de la democracia y por tanto del Estado. El PSOE está pagando poco a poco el error de desaparecer de Catalunya y dejarse representar por el PSC… después de hacerse cargo de sus deudas. Peor operación político financiera es imposible encontrar.
Sin embargo ayer el señor Navarro ha dado en la diana al pedir la abdicación del Rey, sé, sabemos todos, que esto a Rubalcaba le ha sentado a cuerno quemado, por salirse de las filas oficiales del discurso del partido y por quitarle protagonismo en día tan señalado, pero ahora mismo el Rey Juan Carlos representa una larga colección de aciertos en el pasado y una cadena de errores en el presente que comprometen el buen nombre de España.
Pocos españoles hay monárquicos, aunque haya muchos juancarlistas, cada día hay más y más republicanos y eso debemos agradecérselo a Don Juan Carlos. Sus errores graves en su vida personal que han escandalizado a un país poco crítico y amoral, más las relaciones familiares que le ponen en compromiso, son una fábrica de republicanos. No, yo no soy especialmente republicano, me importa un carajo elegir o no al jefe del Estado, ambas formas pueden contribuir perfectamente al desarrollo de la sociedad, de los derechos y de la democracia.
De la República me preocupa la segunda, mucho, pero nada la tercera. El problema es que la mayoría de los que reclaman la república buscan la Segunda República Bis, no la Tercera. Y, miren, no, no estoy por la labor de volver a pasar lo que mis padres pasaron. Hasta ahí podíamos llegar. Así que Don Juan Carlos de Borbón haría bien en dejar paso a su hijo y a la periodista; el Rey actual representa una forma de “hacer” monarquía demasiado obsoleta, decimonónica y demasiado… borbónica. Si alguien puede librarnos de esa Segunda República Bis, es su hijo, no está el tema para que lo dejemos en manos de los furibundos partidarios del pasado. Tan obsoletos y decimonónicos ellos. Y demasiado… antiborbónicos.
El príncipe está de momento limpio de la carga de osos, elefantes y corinas diversas y múltiples que arrastra su padre. Es joven y suficientemente preparado. Sería una forma de cerrar la fábrica de republicanos, de segundarepublicanos, y presentar una imagen nueva, joven y limpia, sobre todo limpia, de España. Yuste, sería una solución. O El Escorial. No, El Escorial está demasiado cerca, pero he echado un vistazo a la Wikipedia y en Galicia salen muchos monasterios, alguno puede estar medianamente bien.
-Pedro de Hoyos-
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