CAPITAL.- ‘Las mujeres de Alhabia’ conquista con una original y divertida historia familiar al público en el Teatro Apolo
La cocina o el modo de preparar los platos de cada uno de los actores sirvió como nexo de unión en una divertidísima comedia llamada ‘Las mujeres de Alhabia’ con la que el grupo de teatro ‘Alhabia’ puso en pie a los que asistieron el domingo por la noche al Apolo. La obra estaba enmarcada en el intenso programa de la IX Muestra de Teatro Aficionado ‘Ciudad de Almería’ y sirvió como colofón para un fin de semana de representaciones muy intenso que continuará la semana que viene con nuevas actuaciones.
Una de las actrices principales abrió la obra con un diálogo en el que aparecían también algunas canciones populares con las que interaccionó con el público mientras paseaba por el patio de butacas. Fue el primero de muchos encuentros. Los actores querían sentirse cercanos en todo momento.
Habló de aquellos que tuvieron que emigrar, marcharse del pueblo en busca de nuevos paraísos, dejando de lado a familia y amigos, a la uva y las tradiciones populares. Uno de ellos, su primo, con el que mantiene una correspondencia regular, fue el siguiente en aparecer. Salió del escenario y mostró una de sus mejores sonrisas para ser el hilo conductor de la historia. “¿Qué son para mí las mujeres de Alhabia?”, se pregunta. E inmediatamente comienza a presentar sus sensaciones. Es la historia de un pueblo trabajador, construido por los vecinos, que al mismo tiempo, son los que se han hecho a sí mismos. Las mujeres en esta localidad han sido un pilar fundamental, como fue el caso de su tía Lola, comenta, una maga de los fogones que “vino al mundo entre ajo y cebolla, por lo que su destino era cocinar, y quedar soltera”. Pero esto no se corresponde con la realidad, ya que la protagonista se sincera y cuenta a su primo y a los presentes alguno de sus romances. Uno de ellos, el último, se planta frente a ella y le pide que se marche en tren junto a él. Al final, se queda en el pueblo.
Luego comienzan a pasar por el escenario los demás miembros de su familia, como Leonor y Charito, ‘La Romero’. Ésta última se metió al público en el bolsillo con su afán desesperado por encontrar al hombre de su vida. En estas está cuando se encuentra con un vendedor de herramientas, Torcuato. Le convence y se lo lleva a la casa a cenar. Toda su familia se conjura para que el romance salga adelante, pero él se da cuenta y sale huyendo.
Posteriormente, llega el turno de Leonor, la que siempre cocina con canela, lo que supone que cualquiera que pasa por su lado cae enamorado por su magnífico olor.
Los asistentes no dejaron de reír con las geniales ocurrencias de Torcuato (Constantino Ginel) o Juan (el narrador, interpretado por Diego Ginel) y la obra terminó con el público puesto en pie despidiendo una comedia que se hizo amena y entretenida.
Personajes
Juan: Diego Ginel Cortés
Lola: Ana Márquez
Virtudes: Rosa María Castilla
María: María del Rosario Ginel
Charito: Dolores Valverde
Leonor: Trinidad Castellón
Ángel y Torcuato: Constantino Ginel
Joven: Manuel Márquez
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