Wert y la mala educación
“Lo que necesita la educación española es una reforma integral”
Qué poco dura la alegría en la casa del pobre. Y para paupérrima la calidad de la enseñanza española, degradada y convertida en una pesadilla en los ochenta por mor de la escuela comprensiva de la mano de Alfredo Pérez Rubalcaba y Alvaro Marchesi. Ni uno ni otro han pedido perdón.
Anunciaba el ministro Wert, tan detestado por la izquierda que cree que la educación es predio particular suyo y que pretende mantener las cosas como están sin importarle los resultados, que todos los niños españoles podrían estudiar en español en España. Lo que se llama “blindar el castellano”. En otro país sería una tontería y aquí es algo imposible. No ha tardado ni 24 horas, que le pregunten por qué a Alicia Sánchez Camacho, en “matizar” (eufemismo que emplean los político para no decir rectificar) su propuesta. Ni qué decir tiene que desde el gobierno de Artur Mas, ese gobierno para el cual el Estado de Derecho es papel mojado, avisan ya que piensan hacer lo que les dé la gana. Normal. En este país llevan años incumpliéndose sentencias del Supremo –y no sólo las referidas a las lenguas- y no pasa nada.
Buena la iniciativa de que los niños de toda España estudien los mismos contenidos en todas las materias troncales. Aunque habrá que leer la letra pequeña y ver qué les impondrán como materia. Esperemos que la exigencia sea la palabra clave. Buena también la idea de derogar el colmo de los colmos de la ingeniería social llamada Educación para la Ciudadanía, en todas sus derivadas. Aunque el problema de la politización de la enseñanza sea transversal y afecte a todas las materias.
Lo que sucede es que la propuesta, que va por la buena senda, es sólo un parche. Viendo los resultados que se obtienen en pruebas como PISA, observando el 30% de fracaso escolar, al que hay que sumar un altísimo porcentaje de analfabetismo funcional que sale de nuestras aulas, así como la violencia en las aulas, lo que necesita la educación española es una reforma integral. Podrían empezar por derogar la escuela comprensiva y prohibir acercarse a un centro de enseñanza a los pedagogos, esa secta, que tan bien describe Mercedes Ruiz Paz. Y por buscar a un ministro a quien las buenas intenciones le duren más de 24 horas.
-Almudena Negro-
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