La mentira como alternativa
Lo estamos comprobando a lo largo de estos meses. Sí es cierto que el Partido Socialista ha dejado el país en la ruina por su nefasta gestión pero no parece que sea mejor la de la derecha. Empezamos a entender que a esta derecha se la califique como montaraz y mentirosa. Nada nuevo con respecto a la actitud socialista del último “septenio negro”.
También comprobamos que el PP está incumpliendo su propio programa de Gobierno. Quienes nos hemos tomado la molestia de leer el programa de los grandes partidos (garantizo que es una molestia aburrida, en serio) comprobamos la retahíla de mentiras e incumplimientos. Si nuestros políticos tuvieran un mínimo de decencia deberían proceder a convocar elecciones. Dentro de la derecha no solo miente el Gobierno central sino el de las comunidades autónomas y muchos de sus Ayuntamientos.
Estamos convencidos de que la ciudadanía no avala las políticas que se están llevando a cabo sobre educación, reforma fiscal y laboral, sanidad y recortes varios. Si bien hay que tener en cuenta que la herencia recibida ha sido nefasta –algo que es muy propio de la izquierda de alfombra aterciopelada– también es verdad que no se puede alejar un partido tanto de sus promesas en campaña electoral. Las promesas se hacen para no cumplirlas pero no para tergiversar o atraer intenciones en forma de votos.
Las medidas del Gobierno de Rajoy son improvisadas, a pesar de la defensa que hace a diario su segunda. Y lo peor de todo es que no mide las consecuencias; lo mismo daña a propios que a extraños. Fíjense en las afirmaciones del ministro de Educación, señor Wert, cuando dice que el sistema educativo está hecho unos zorros: aunque la afirmación es cierta, deja en muy mal lugar a su propio partido en aquellas Comunidades donde gobierna.
No vamos a negar que el sistema educativo está desequilibrado en España. Y lo está porque hay diecisiete nacionalidades con apellido autonómico. Cada Comunidad va a su bola, como se suele decir ahora. Si algo se salva es el sacrificio de los docentes y su trabajo e iniciativa por no dejarse arrastrar por la clase política que ‘deslumbra’ por su ineficacia, su ineficiencia y su inefectividad.
Todos esos sacrificios de los docentes han logrado que no se hunda el ‘edificio’ educativo. Y pese a ello, lo más triste es comprobar cómo los responsables del sistema educativo manifiestan incoherencia, descoordinación, tintes de represión hacia los docentes, insultan muchas veces a los trabajadores o, como ha hecho el consejero de Educación de Castilla y León, que ha insultado a los directores de los centros educativos al llamarlos “ahorradores” porque han sabido anticiparse al tiempo y, ante la reiterada ineficacia de la Consejería de Educación, suelen ser previsores en el gasto, ya que la Junta de Castilla y León incumple su propia normativa a diario.
Por cierto, desde los Servicios periféricos de Educación también se reprime a los docentes que exigen a esos Servicios el cumplimiento en su trabajo y les ponen ante sus propias contradicciones e incompetencias; algo que negó un procurador del PP en las Cortes de Castilla y León recientemente, incurriendo en la mentira que ya caracteriza a la derecha montaraz.
Jesús Salamanca Alonso