LA GACETA.- Los recortes contraen la política exterior
El Ministerio de Asuntos Exteriores se está viendo obligado a poner en marcha un plan de ajuste del despliegue español en el exterior para tratar de cumplir con las restricciones presupuestarias impuestas por el Ministerio de Hacienda. Según detalló recientemente en el Senado el propio subsecretario de Asuntos Exteriores y Cooperación, Rafael Mendívil, encargado de las cuentas de la cartera que dirige José Manuel García-Margallo, el presupuesto cuentas de este ministerio afrontarán una rebaja en 2013 del 13,4%, que se suma a las que se han producido en años anteriores. En total, Exteriores tendrá una dotación para el próximo ejercicio de 1.044 millones de euros.
Por el momento, Exteriores está fomentando el uso de las nuevas tecnologías para la partida de telecomunicaciones (claves en el contacto con las legaciones diplomáticas) y ha renegociado el contrato de alquiler de una de sus sedes en Madrid, la conocida como Torres Ágora. La renta anual por estas oficinas ha descendido, tras las gestiones del ministerio, de 8,5 a 6,4 millones de euros.
El capítulo de personal también se ha visto mermado. En los últimos ejercicios, el servicio exterior ha perdido 81 efectivos por la disminución de los reemplazos y en 2013 la plantilla descenderá en otros 233 trabajadores por idéntico motivo, según reveló Mendívil en el Senado. Asimismo, se han reducido al mínimo las comisiones de servicio que habilitan a los diplomáticos a incorporarse a otros organismos sin perder su plaza.
Medidas drásticas
Pero los gestores de Exteriores también han tenido que tomar decisiones de mayor calado, que van a afectar seriamente a la presencia de España en el mundo. La más drástica ha sido el cierre de las instalaciones que utilizaban las embajadas en Yemen y Siria. Ambas delegaciones se han integrado en las misiones que la Unión Europea tiene en esos países. Sólo permanece en cada una de ellas un solo diplomático. La operación ha permitido ahorrar los costes de alquiler y, sobre todo, los de seguridad, que se habían multiplicado por los conflictos armados que atraviesan ambas naciones.
Sin embargo, el próximo 1 de enero se cerrará también la embajada española en Zimbabue, donde no hay ningún conflicto armado. También en este caso, sólo quedará un único diplomático en el país, que se sumará igualmente a la representación de la UE. Fuentes de Exteriores han asegurado que el objetivo es “reducir el despliegue en todos los aquellos países en los que España no tiene una presencia destacada”. Si la experiencia en Zimbabue es positiva, explican las mismas fuentes, seguirán el mismo camino algunas de las 118 embajadas españolas repartidas por el mundo. Las de África son las principales candidatas.
En esta estrategia de repliegue forzoso, también se han cerrado la representación española ante el Comité Político y de Seguridad del Consejo de la UE en Bruselas y los consulados de Vila Real y Valença do Minho, en Portugal, y de Larache, en Marruecos. En la actualidad, España cuenta con 92 representaciones de segundo nivel.
La pérdida de presencia exterior tendrá consecuencias en el peso internacional de España si persiste el ajuste. Fuentes diplomáticas subrayan que el departamento de García-Margallo está buscando una solución intermedia que pasa por involucrar a todos los socios de la UE en el uso compartido del Servicio Europeo de Acción Exterior, siguiendo el ejemplo español en Yemen, Siria y Zimbabue. Sin embargo, al menos por el momento, España es el único país de los Veintisiete que está dispuesto a ahorrar sacrificando su propio despliegue diplomático.
Reorganización
La cooperación también va a sufrir una profunda reestructuración. La ayuda al desarrollo ya sufrió un recorte de 1.389 millones de euros en los Presupuestos de 2012 (un 46,7%), y en los de 2013 perderá otros 157,99 millones (23,4%).
La Aecid (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo) ha diseñado una profunda reestructuración de su despliegue exterior para adaptarse al nuevo escenario. El último borrador del Plan Director de la Cooperación Española 2013-2016, presentado el pasado 21 de noviembre pero pendiente aún de aprobación en el Congreso, propone que la ayuda se concentre exclusivamente en los países de Iberoamérica, norte de África-Oriente Próximo y África Subsahariana.
Fuentes de la Aecid aseguran que la reorganización responde a las recomendaciones formuladas por el CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo) y la OCDE (Organización para la Cooperación el Desarrollo Económico), que han advertido a España de la excesiva atomización geográfica y sectorial de su cooperación exterior. Pero la Aecid también admite que en la remodelación ha pesado decisivamente “el ajuste presupuestario” que tendrá que afrontar en los próximos ejercicios. Por lo pronto, ya se ha decidido el cierre de oficinas de la Aecid en Mali, Túnez, Marruecos, Irak y República Democrática del Congo. Estos son algunos de los efectos inmediatos. Los más graves tardarán más tiempo en notarse.
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