Griñán, un presidente derrotado
Los pactos y los enjuagues postelectorales van a posibilitar que Andalucía vaya a tener un presidente derrotado en las únicas elecciones a las que se ha presentado. El socialista José Antonio Griñán se convertirá en presidente de la Junta de Andalucía gracias al voto vendido a buen precio de unos pocos militantes de Izquierda Unida y en contra de la postura de los miles de andaluces que hicieron a Javier Arenas y al Partido Popular vencedores de las pasadas elecciones autonómicas. Un presidente no elegido por los andaluces. Un presidente derrotado. Un presidente que dijo que sería investido “como fuera”. Y así ha sido. Griñán no ha dudado en ponerse en manos de Izquierda Unida y sus políticas de pancarta. Ese es el llamativo punto de partida que nos anticipa el tipo de gobierno y gestión que vamos a padecer los andaluces en los próximos años. De entrada, una ley de transexualidad, otra contra el cambio climático y otra de memoria democrática para Andalucía. Ya tienen las primeras tres patas del banco que nos van a querer vender como un gobierno de progreso, de avance o de izquierdas para los andaluces y andaluzas. De momento, no han dicho nada acerca de institucionalizar los pañuelos palestinos que tanto gustan al alcalde de Marinaleda, el hombre que no renunció ni a su moda, ni al gesto burgués del escaño y su correspondiente sueldo. Y es que la derrota electoral del PSOE de Griñán va a obligar a los socialistas a ponerse en manos de una coalición comunista para poder seguir manejando los resortes de poder que sigan tapando los ecos de todos estos años de gestión cargada de sospechas. Significativamente, y a pesar de que la Justicia acaba de enviar a la cárcel a un ex consejero socialista de Empleo, los escrúpulos de Izquierda Unida acerca del PSOE y toda sus presuntas y probadas corrupciones, parecen haberse esfumado de golpe. Y es que no hay mejor golpe de realidad que ver la posibilidad real de tener “mando en plaza”, como ha dicho reiteradamente el coordinador de IUCA, Diego Valderas, que debe sentirse capitán general de la guarnición política andaluza. Frivolidades al margen, este pacto de Gobierno que propicia el derrotado Griñán es una pésima noticia para Andalucía, porque uno de los puntos claves del acuerdo entre las dos fuerzas perdedoras de las elecciones es convertir a Andalucía en un bastión de “resistencia” contra el gobierno central. Mientras que en estos aspectos tanto socialistas como comunistas parecen tener las cosas muy claras, lamentablemente el capítulo de las medias generadoras de un marco estable que posibilite y aliente la creación de empleo y la recuperación económica está lleno de ambigüedades, de lugares comunes y de brindis al sol, cuando no de asuntos difícilmente realizables, como la creación de una entidad pública financiera andaluza. Multiplicación del gasto, promoción del derroche y solemnización de la ocurrencia. Así se resume el acuerdo de gobierno que han alcanzado PSOE e IUCA para ser puesto en marcha en Andalucía. En el futuro habrá que exigir responsabilidades a Griñán por haber puesto únicamente su interés en el modo de seguir atornillado al poder antes que a buscar soluciones efectivas al millón doscientos mil andaluces que están en el paro o a las miles de familias andaluzas que no tienen ingresos. Ante esa realidad urgente, las medidas o las declaraciones de intenciones de PSOE e Izquierda Unida sólo nos permiten anticipar un futuro poco optimista, presidido por alguien que, después de ser puesto a dedo, ha sido derrotado en unas elecciones. Creo que los andaluces nos merecemos algo mejor que todo esto.
Javier Aureliano García
Secretario General del Partido Popular de Almería