ERES: se consumó el paripé
La complicidad de PSOE e IU en el gobierno de la Junta de Andalucía nos está ofreciendo a los andaluces una gran variedad de muestras de una desvergüenza institucional que parece no conocer límites o más líneas rojas que el bochorno que nos provoca a los ciudadanos andaluces ver en acción a este gobierno de desahogados. Si hace una semana les hablaba del insólito espectáculo de ver a un gobierno y a un parlamento entregados a la huelga, esta semana debo hablarles del descarado cierre de la comisión de investigación de los ERES falsos. Difícilmente podrá verse una maniobra más artera, más artera y más sectaria en la historia parlamentaria andaluza. Pretender, como apuntan los resultados oficiales de esta comisión de aparente investigación, que los únicos responsables políticos de la trama de los ERE falsos sean un ex director general de Trabajo y un ex interventor general de la Junta que avisó quince veces de esas irregularidades no es más que un despropósito que sólo puede estar al alcance de personas con un elevado índice de dureza facial. Pero parece difícil que pudiéramos esperar otra cosa diferente de la acción conjunta de socialistas y comunistas. El bipartito no se ha apartado ni un milímetro del guión que redactó previamente para salvar la cara de los máximos dirigentes de la Junta de Andalucía, con especial protección de Chaves y del propio Griñán, aunque para ello haya sido necesario enfangar hasta la náusea el prestigio de las instituciones andaluzas. Desde el Partido Popular, que ha participado en esa comisión desde la responsabilidad y desde la defraudada convicción de honestidad y decencia de los miembros del PSOE e IU, quiere trasladar a todos los andaluces su repulsa y rechazo ante las conclusiones precocinadas de este organismo investigador. En mi opinión, el Parlamento Andaluz no puede servir como coartada para semejante paripé.
PSOE e IU han perpetrado al alimón un atentado contra la transparencia y la higiene democrática al negarse a que la sesión final de la comisión fuese pública y que los ciudadanos tuvieran conocimiento de las posiciones de cada grupo. Si vergonzante, aunque esperada, ha sido la posición del PSOE en este esperpento, más llamativa ha resultado la necesaria aportación de sus socios de IU, que después de haber hecho público propósito de transparencia, honestidad y rigor, han acabado sucumbiendo cobardemente a los privilegios de la moqueta y al vértigo del coche oficial, del que se les ha caído todo el programa de regeneración institucional con el que concurrió a las elecciones: lo ha puesto en almoneda por el plato de lentejas recalentado que le ha servido el PSOE. Los socios radicales, los mismos que quieren convertir a la Junta de Andalucía en una especie de experimento colectivo de inspiración castrista, han tragado y han mantenido hasta el final su descarada estrategia de salvar a Griñán y Chaves de su más que presumible responsabilidad directa en la trama de corrupción institucional que ha costado a todos los andaluces más de 1.200 millones de euros de dinero público. Y no contentos con haber robado el dinero de los parados andaluces para repartirlo entre amigos, compañeros de partido y familiares, han rizado el rizo de la inmoralidad proclamando oficialmente como verdad una mentira que ni ellos mismos pueden creer.
Ni hay, ni puede haber ni un andaluz que se crea a estas alturas que el mayor fraude de su autonomía se haya producido sin el conocimiento y consentimiento de los presidentes Chaves o Griñán, sobre todo si tenemos en cuenta que el informe de la Intervención General en el que se avisaban de las irregularidades llegó hasta en quince ocasiones al Consejo de Gobierno. Lo triste es que tras estas conclusiones sólo hay dos posibilidades lógicas: o nos gobiernan unos mentirosos o nos gobiernan quienes no saben lo que hace su gobierno. Que cada cual elija lo que crea más oportuno.
Javier Aureliano García
Secretario General del Partido Popular de Almería