El 10% de los pacientes de la Unidad de Salud Mental Infanto Juvenil de Almería sufren trastorno por déficit de atención e hiperactividad
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es la patología del comportamiento infantil más atendida por la Unidad Mental Infanto-Juvenil (USMI) del Complejo Hospitalario Torrecárdenas de Almería. Este síndrome representa más del 10% de los casos atendidos por los profesionales de la unidad, en la que a diario reciben tratamiento una media de 35 niños y adolescentes.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un síndrome conductual que altera el sistema nervioso central y que se manifiesta mediante un aumento de la actividad, impulsividad y falta de atención. Aparece en la infancia y es más frecuente entre los niños que entre las niñas. Es una de las causas más comunes de fracaso escolar y de problemas sociales en la infancia y puede persistir y manifestarse en la edad adulta. Este trastorno del comportamiento presenta un índice de prevalencia entre la población que oscila entre el 3 y el 5%.
La responsable de la Unidad de Salud Mental Infanto Juvenil del Complejo Torrecárdenas, la psicóloga clínica Alma Martínez de Salazar, señala que “los niños con este tipo de trastorno son muy inquietos e impulsivos y se distraen fácilmente por estímulos externos, por lo que tienen problemas para prestar atención y concentrarse”.
Estos niños presentan dificultades para procesar lo que escuchan, organizar sus tareas, seguir instrucciones complejas, trabajar o jugar en equipo. La doctora Martínez de Salazar añade que “suelen ser niños inquietos, siempre en movimiento, a los que les resulta muy difícil permanecer sentados mucho tiempo y, cuando lo hacen, pueden manifestar tamborileo de dedos o movimiento constante de los pies, asimismo, suelen presentar mucha verborrea, responder antes de que finalice una pregunta o presentar una sordera ficticia”
Diagnóstico
Para realizar un correcto diagnóstico del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es necesario contar no sólo con la observación de la conducta del niño por parte del profesional sanitario, sino también con información facilitada por los padres, profesores, familiares y amigos.
La entrevista a los padres es muy importante en el proceso de evaluación y siempre debe ir acompañada de la información proporcionada por los maestros, ya que, mientras están en la consulta, los menores pueden ser capaces de mantener la atención y el control conductual.
Los objetivos del tratamiento se centran fundamentalmente en la reducción de los síntomas, educando al paciente y a su entorno, habilitando para un buen abordaje del síndrome tanto al niño como a sus padres y educadores. Los tratamientos se cimientan en tres grandes bases: información exhaustiva a padres y profesores, tratamiento farmacológico e intervención psicopedagógica. El tratamiento global siempre debe contemplar la psicoeducación a la familia y los profesores.