Los cambios
El mundo con las nuevas tecnologías cambia a una velocidad, que lo que a unos les parece que paso ayer, a la gente joven les parece la prehistoria. Si cuentas que escribías cartas y había que esperar, con suerte, una semana para recibir contestación, te miran extrañado, ya que los indios con señales de humo se comunicaban mas rápido.
Si les dices que se utilizaba el fax, hasta hace tres días, por la rapidez que suponía: encender un aparato, poner el papel, coger el teléfono, marcar, esperar tono, darle a un botón verde, esperar a conectar y cuando el papel pasaba de un sitio a otro, ya te habías comunicado hasta por escrito… ellos, con el móvil de última generación con GPS incorporado y que con pocas palabras se conectan con cualquier parte del mundo en segundos, te miran pensando que rematadamente estas en otra onda.
Así, el que más o el que menos tratamos de ponernos al día, aunque se haya perdido un poco el romanticismo, puesto que hay cosas, como poner en el tronco de un árbol “Te quiero”, ya ha pasado a mejor vida: primero porque viene un ecologista y te da el día y segundo que con un “TQ” por un sms al instante vas que chutas.
Todo cambia, menos este Gobierno, que ha perdido las riendas para gobernar y va dando palos del ciego. La penúltima, con la negociación colectiva en el Congreso. Se quedaron solos y consiguió aprobarla dando concesiones al PNV que logró, que los convenios colectivos autonómicos prevalezcan sobre los nacionales, así serán manejados por los sindicatos nacionalistas ELA-STV. Sólo por abstenerse. Por un puñado de votos han conseguido: tragarnos a Bildu en las Instituciones, que como se ve cada día están más envalentonados y con una peste a ETA que espanta.
Los cambios en Ayuntamientos y CCAA se empiezan a notar. Es hora de empezar a respirar aire más limpio y fresco.
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