Izquierda Unida culmina su “travesía por el desierto” y regresa con fuerza al Congreso
El 20-N es un buen día para Izquierda Unida. Además del motivo obvio, que ya no vale la pena recordar, esta fecha pasará a la historia de la formación como la que garantizó su continuidad. Después de una larga “travesía por el desierto”, como la ha calificado su director de campaña Ramón Luque, IU tiene asegurado un grupo fuerte con el que volver al Congreso. Hasta 12 diputados lograría la formación de Cayo Lara, un repunte inaudito y que ahuyenta el fantasma de la descomposición, presente desde los comicios de 2008.
Los argumentos del ex campesino Cayo Lara y el batacazo solemne del PSOE podrían catapultar a los progresistas hasta El Dorado del millón y medio de papeletas, una cifra no alcanzada desde 1996, cuando se hicieron con 21 asientos en la Cámara Baja. Este resultado, de confirmarse en estos términos, zanjaría por completo el asunto de la sucesión de Llamazares y perfilaría a Lara como el líder indiscutible para el futuro. Su mensaje, “democracia o mercados, tú eliges”, ha calado con fuerza entre unos electores que, si en un tiempo votaron socialista, no están dispuestos a hacerlo más.
No se olvidan de la Ley D’Hont
De este modo Izquierda Unida regresa con fuerza al Congreso para “frenar al neoliberalismo del Partido Popular” y convertirse “en una fuerza en el Parlamento y en la calle”, explicaba Luque en rueda de prensa. El jefe de campaña de la formación también ha querido recordar, como cualquier miembro del partido al que se le pregunte, que la ley electoral les perjudica en todos los sentidos. En efecto, Izquierda Unida se presenta como la cuarta fuerza política del país por número de escaños, por detrás de PP, PSOE y CiU, mientras que prácticamente dobla a los catalanes en volumen de sufragios. “Tampoco el Partido Popular cuenta con el 51% del apoyo del país, como están mostrando los recuentos”, lamenta Luque.
Próxima estación: el Gobierno
Sobre las 22:20 ha comparecido el lider el partido, Cayo Lara, en medio de un ambiente que no se recuerda en estos lares. Aplausos, vítores y abrazos para un líder que parecía de transición y ha terminado por convertirse en mesiánico. “No podéis ni imaginaros lo que se agradece una alegría en la casa de los pobres”, bromeó ante una audiencia entregada. Lara envió un mensaje de optimismo con visos al futuro que pasa por “encontrar un nuevo modelo productivo, alternativo al capitalista, que no devore las libertades”, para después elevar sus metas nada menos que a presidir el Gobierno: “Tendremos que aglutinar otras corrientes de la izquierda para, a medio y largo plazo, acceder al gobierno. Ese es el objetivo”, explicó. Una vez más, Lara ha lamentado la injusticia de la Ley Electoral al mostrar dos carteles, uno con un 11 y otro con un 25: “Estos son los diputados que tenemos, 11, y estos los que tendríamos con un sistema más justo, 25”, aseguró para terminar dedicando su discurso más serio al Partido Popular, ganador de las elecciones: “Tienen mayoría absoluta y, sin embargo, solo les apoyan el 44% de los españoles. Ahí estará Izquierda Unida, con un grupo fuerte oponiéndose a las políticas neoconservadoras imperantes”.
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