ABC.- Una cuesta de enero de doce meses
La palabra «estanflación» va resultando menos extraña. Es un término que describe cada vez mejor la situación que afronta España si tenemos en cuenta los datos económicos que vamos conociendo. Este lunes acaba el mes de enero, tradicionalmente relacionado con una «cuesta» que venía después del desenfreno navideño, pero que este año podría extenderse a febrero, a marzo y a todo el año.
La situación actual de la economía española es paradójica, y amenazante. Con un «crecimiento cero» del PIB, un consumo interno muy mermado, un 20% de tasa de paro, una crisis inmobiliaria de caballo -que provoca caídas de precios en el ladrillo- y un recorte de sueldos (públicos y privados) y pensiones, España tenía todas las papeletas para afrontar una deflación considerable de activos y un periodo prolongado de estancamiento de precios.
Inflación descontrolada. La mayor amenaza se llama IPC. El índice de precios al consumo lleva varios meses descontrolado, en parte por las subidas de impuestos y energéticas que ha llevado a cabo el Gobierno y en parte por la evolución del petróleo en los mercados internacionales, que encarece el transporte, la alimentación y prácticamente todo.
La necesidad de un ajuste fiscal muy fuerte por las presiones exteriores y el hecho de que España es un país altamente dependiente de los precios del crudo (por su poca autonomía energética) están llevando la inflación a unos niveles que no corresponden a los que serían propios de una economía aún sumergida plenamente en la crisis.
El IPC español ya es del 3,3%, un nivel por encima del objetivo de estabilidad que se marca el Banco Central Europeo (inflación al 2%) y nueve décimas más que la media de la zona euro (del 2,4%). El diferencial ha vuelto a estar un punto por encima, al igual que estaba antes de la caída de Lehman Brothers en octubre de 2008. Los motivos de este desequilibrio son, entre otros, la poca eficiencia de sectores poco liberalizados como el de las telecomunicaciones (uno de los más caros de Europa).
Subida del Euribor. Si las tensiones inflacionistas persisten, el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet (o su probable sucesor, el responsable del Bundesbank, Axel Weber), no tendrá más remedio que subir los tipos de interés para contener los precios. El histórico pánico que hay en Alemania a la hiperinflación (consecuencia de su agitada historia del siglo XX) asegura que el BCE, con sede en la ciudad hesiana de Fráncfort, no dudará en subir los tipos de interés cuando el alza de los precios apriete, a pesar de que ello pueda dificultar aún más la recuperación de países que, como España, Portugal o Grecia, aún se enfrentan por lo menos a un año más de crecimiento muy débil. El mercado interbancario ya está reflejando estas tensiones y el Euribor (índice de referencia de la mayoría de las hipotecas) ha subido en enero hasta el 1,55%. Sin embargo, aunque es previsible que el índice hipotecario suba durante este año, los analistas prevén que siga siendo moderado.
El desempleo. Pocas cosas se pueden añadir del paro que sufre España, el más alto de la UE y de la OCDE. Con 4,7 millones de parados, cualquier atisbo de recuperación se complica y el presidente ha dicho que habrá que esperar un año más para empezar a crear empleo neto.
Crecimiento muy débil. Por el momento el sector constructor sigue lastrando y así contrarresta a la economía no inmobiliaria-financiera, que sí parece querer recuperarse. El propio secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, ha dicho que sin la contribución negativa de la construcción al PIB, éste hubiera crecido un 1,6% en 2010.
«Una situación insostenible»
Este mismo lunes, el Grupo Popular en el Congreso el que ha querido llamar la atención ante estos datos asegurando que «la gran subida del IPC con estancamiento económico nos ahoga más en la crisis a todos los españoles», algo que «perjudica a los más débiles: pensionistas, parados y clases medias».
Asimismo, la Unión de Consumidores de España considera que el aumento del IPC ha causado una situación «insostenible» para las economías de los consumidores, debido al incremento del precio de los alimentos, la luz y las bebidas no alcohólicas. En este sentido, UCE cree que la capacidad para hacer frente al «imparable encarecimiento de la vida» es menor, por lo que «exige» al Gobierno de España que tome medidas para «atajar las desigualdades» de un mercado «injusto» para los consumidores.
Escrito por direccion en 31 ene 2011. Archivado bajo Otras Noticias del Día.
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