EL PAÍS.- Comienza la Conferencia de Londres sobre Libia con un respaldo abierto a los rebeldes
Aplicar la resolución 1973 del Consejo de Seguridad, atender las necesidades de ayuda humanitaria y de reconstrucción de Libia y examinar el futuro político del país es el triple objetivo que se ha fijado el primer ministro británico, David Cameron, al inaugurar poco después de las dos de la tarde (una hora más en la España peninsular) la Conferencia de Londres sobre Libia. Cameron, que ha pronunciado unas breves palabras al inicio de un encuentro que reúne a los ministros de Exteriores de una treintena larga de países, anunció que de la conferencia saldrá un grupo de contacto permanente para seguir la situación en Libia.
El primer ministro británico ha denunciado que las tropas de Gadafi siguen “en estos mismos momentos atacando la población de Misrata desde tierra y desde el aire” y atemorizando a la población civil utilizando francotiradores y dejando morir a los heridos desangrándose. Cameron ha justificado así la necesidad de mantener la presión sobre Gadafi aplicando la resolución de Naciones Unidas.
Pero ha invitado también a los participantes en la conferencia a paliar las necesidades de ayuda humanitaria que tiene ahora mismo la población civil pero también las necesidades que tendrá Libia cuando acabe el conflicto: lo que definió como “reconstruir los hospitales y los minaretes de las mezquitas”. Ya pensar en el futuro político del país.
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, que ha intervenido después de que lo hiciera el representante de la Liga Árabe, ha afirmado que la situación en Libia ha llegado “a un momento crucial” con la aplicación de la resolución 1973 de Naciones Unidas y, en línea con las palabras de Cameron, ha fijado tres prioridades: “la ayuda humanitaria, aislar al régimen de Gadafi y apoyar los esfuerzos de los libios para conseguir el logro de sus aspiraciones”. Clinton ha puesto especial énfasis en subrayar que la solución a los problemas de Libia no pasan sólo por la vía militar y que es necesario que los propios libios impulsen un proceso político que integre a toda la sociedad.
Respaldo a la oposición
Apenas unas horas antes de que se abriera la Conferencia de Londres, la oposición a Gadafi recibió un respaldo político público al entrevistarse el jefe del Foreign Office y anfitrión de la conferencia, William Hague, con el enviado especial del Consejo Nacional Transicional Interino Libio, Mahmoud Jabril. Jabril, que no asiste oficialmente a la cumbre diplomática, se ha entrevistado luego con Hillary Clinton -con la que ya se reunió el pasado día 15 en París- y con el primer ministro británico, David Cameron.
El cuádruple objetivo de la conferencia es analizar la situación militar en Libia, impulsar políticamente la heterodoxa coalición de naciones que apoya con distintos grados y matices esa intervención militar, estudiar las necesidades de ayuda humanitaria de la población Libia y analizar la estrategia política de futuro en el país para evitar que una eventual marcha de Muamar el Gadafi cree un vacío político similar al que se dio en Irak tras la caída de Sadam. William Hague insinuó en una declaraciones esta mañana la comunidad internacional aceptaría que Gadafi no compareciera ante el Tribunal Penal Internacional si acepta abandonar el país.
Entre las delegaciones nacionales que han viajado a Londres destaca la presencia de ocho países del mundo árabe o musulmán: Jordania, Kuwait, Líbano, Marruecos, Catar, Túnez, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. También están el secretario general de la Organización de la Conferencia Islámica y el embajador de la Liga Árabe, además del secretario general de Naciones Unidas, la alta representante de la política exterior de la UE, el secretario general de la OTAN y el enviado especial de la ONU para Libia. Han enviado observadores Indonesia, Australia, la Santa Sede y el Banco Mundial.
Aunque Londres no ha aceptado oficialmente al Consejo Nacional Libio porque reconoce Estados y no Gobiernos, desde hace semanas le ha dado el rango de representante de hecho de la oposición a Gadafi. Hague explicó al término de su encuentro con Jabril que contacta a menudo por teléfono con representantes del consejo, al que describió como “un interlocutor político importante y legítimo” y aseguró que Reino Unido quiere “estrechar sus contactos con una amplia gama de miembros de la oposición libia que están trabajando para crear una Libia que pueda cumplir las aspiraciones de su pueblo”.
“Hemos discutido la actual situación política y humanitaria en Libia. Estamos de acuerdo en la enorme importancia de proteger y salvaguardar a los civiles en Libia. Hemos calibrado cómo Reino Unido y los demás asistentes a la conferencia de hoy en Londres pueden apoyar de la mejor manera las aspiraciones del pueblo libio y le he pedido al señor Jabril una evaluación de las necesidades humanitarias en Libia y las prioridades de la asistencia internacional”, ha declarado William Hague tras el encuentro.
Rusia acusa a los aliados de parcialidad
Despejadas las dudas en torno al mando militar, que la OTAN asumió el pasado fin de semana después de una etapa inicial a cargo de Estados Unidos, ahora surjen otros interrogantes. Dudas como las que plantea Rusia, que no participa en los ataques ni acude a la convocatoria en Londres pero que ha expresado de nuevo su preocupación por el peligro de que las potencias occidentales tomen parte activa en lo que Moscú no duda en calificar de guerra civil. Un peligro innesario según Rusia, al exceder el mandato expreso de la ONU que autoriza “el uso de todas las medidas necesarias para proteger a la población”. Pero solo para eso, no para apoyar con los bombardeos el avance de los rebeldes libios en su lucha contra Gadafi.
Precisamente para evitar acusaciones como esta, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, David Cameron, hicieron ayer un llamamiento conjunto a los libios para que abandonen a su suerte a Gadafi y ayuden a Libia a iniciar un proceso de transición que mantenga la unidad territorial del país magrebí. “Gadafi debe marcharse inmediatamente” al haber “perdido toda legitimidad”, afirmaron los dos políticos europeos, que instaron a los seguidores del coronel a “abandonarle antes de que sea demasiado tarde”. “Llamamos a todos los libios que creen que Gadafi lleva a Libia al desastre a tomar ahora mismo la iniciativa para organizar un proceso de transición”, agregaron.
La OTAN, por su parte, ha negado que los ataques aéreos contra las fuerzas del coronel Gadafi tengan como objetivo dar cobertura a los rebeldes en su avance hacia Trípoli. En declaraciones a la BBC, el ex embajador británico ante la OTAN y la ONU, Emyr Jones Parry, ha dicho, en referencia a los recelos de Rusia de que la alianza trate en realidad de tomar parte en una guerra civil, que “se trata de proteger a los civiles y para ello hay que neutralizar las fuentes de esos ataques”.
El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, cuyo país es miembro de la OTAN, también intentó ayer espantar el fantasma de un nuevo Irak. Erdogan se ofreció a mediar en un eventual acto el fuego en Libia para evitar “un segundo Irak” o un “un nuevo Afganistán”. En declaraciones al diario británico The Guardian, Erdogan advirtió de que un conflicto prolongado podría tener consecuencias desastrosas tanto para Libia como para los países de la OTAN. “Nos hemos opuesto a toda acción unilateral y jamás podríamos aceptar llamamientos como el del ministro francés a favor de una nueva cruzada”, dijo Erdogan en referencia a unos comentarios del titular francés del Interior, Claude Guéant.
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