La ‘buena noticia’ también en un medio digital
Los de TAN quieren contar con una voz católica en su medio. ¡Gracias, TAN! Ese liberal ofrecimiento, no frecuente por estos pagos, plasma el deseo democrático de escuchar a todos, al menos a lo más representativo de nuestra sociedad almeriense. Hoy y aquí, como en el resto del mundo, la religión tiene mucho que aportar a cada uno y a la sociedad. Dijo el Beato Juan XXIII que no se debe rechazar el Evangelio cuando aún no ha sido puesto en práctica. Hoy podemos afirmar, más allá, que no puede prescindirse del cristianismo cuando ni siquiera se le conoce. O es mal conocido, con datos tomados de forma superficial, fragmentaria o torcida.
La frase de Benedicto XVI, cuando reclama a los sacerdotes un esfuerzo evangelizador desde la red, lo expresa: “También en el mundo digital, se debe poner de manifiesto que la solicitud amorosa de Dios en Cristo por nosotros no es algo del pasado, ni el resultado de teorías eruditas, sino una realidad muy concreta y actual”. Sí, también quiere la Iglesia la presencia pastoral de los sacerdotes en los medios digitales. “¿Quién mejor que un hombre de Dios puede desarrollar y poner en práctica […] una pastoral que haga vivo y actual a Dios en la realidad de hoy? ¿Quién mejor que él para presentar la sabiduría religiosa del pasado como una riqueza a la que recurrir para vivir dignamente el hoy y construir adecuadamente el futuro?” (Mensaje para la Jornada de las Comunicaciones Sociales, 16 de mayo de 2010).
El título de esta sección, la ‘Ventana de la Fe’, plasma nuestra aspiración a difundir la llamada de Cristo a intimar con cada persona, (Ap 3,20) con los lectores. Es Dios quien abre “la puerta de la fe” (Hch 14,27). Deseo compartir, desde esta ventana, la fe que intento vivir y predico. Pretendo hablar religiosamente. Y hablar de todo. Porque Cristo ha salvado al hombre, y todo lo humano queda iluminado por el Evangelio. Hablar religiosamente, y siempre con amor. Aunque el amor lleva a la denuncia. En ese caso, buscamos el rechazo del mal, pero no la condena del hombre concreto.
Adoptaré el método de ese gran español, Julián Marías, filósofo católico, quien optaba por ejercer su libertad, escribiendo con buena educación y cargándose de razones. Y, obviamente, asumiendo las consecuencias. Que sufrió muy duramente: fue proscrito igualmente en la España de los 40 y en la de los 80. Tal vez me incline más a cuestiones de historia, por razones de oficio. Pero sin restringir, como queda apuntado, el campo del entero cristianismo y de la realidad humana. Servidor de ustedes.
Francisco Escámez, sacerdote
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